Vistas de página en total

16 de agosto de 2020

4 1 23 9 4

Estilo Tumblr👽🎀 | Moda, Belleza y Fitness Amino

No sé porqué me sigues doliendo.

Quizás porque te subestimé, pensé que no podrías llegar a romper todas mis barreras y así lo hiciste. 

Pensé que no me habías calado, pero me equivoqué una vez más. Me has calado como la lluvia torrencial que aparece de repente cuando vas caminando por la ciudad bajo un cielo despejado y llegas a casa calada hasta los huesos.

Aquellas cosas que en su momento no les daba importancia, que pensé que eran un simple comentario más, son las que más hecho de menos, como que sonrieras mientras hablabas de lo suave que era mi piel.

Sin embargo, curiosamente es tu piel la textura más suave que he podido besar en mis 24 años de vida. 

Mentiría si no te dijese que cada vez que paso por las curvas que solíamos coger con la moto no me estremezco. 

Pero ya no estás, y es una verdad como un templo. Por mucho que me duela, por mucho que en aquel momento te dijese que lo comprendía conmovida por el shock, duele. 

Duele como si rasgaras cada centímetro de mi maltrecho corazón con cristales. Todavía escucho nuestras canciones, y sonrío como una idiota. 

Todavía recorro las 426 fotos de mi galería en privado y me aprendo cada centímetro de tu piel, aun a sabiendas de que nunca volveré a rozarla.

Quizás el chico que ocultaba su rostro al principio, y que consideraba uno más, ha sido el único que ha conseguido derrocar cada uno de mis muros. Y el problema es que tengo miedo, miedo a volver a dejar a alguien que los atraviese, y vuelva a doler como me dueles tú. 

Sé que no llegarás a leer esto, intentaré no volver a entrar en tu vida, porque no soy capaz de permanecer en ella como una amiga más sabiendo que moriré queriéndote. 

Y sí, sé que conoceré a otras personas, otras almas y otros cuerpos, pero también sé que ninguno me hará sentir lo que hiciste tú. 

Todavía me pregunto que fue lo que hice mal, que es lo que no te dí, en qué momento no supe ver que te estaba perdiendo, cual fue la gota que colmó tu vaso, o qué es lo que está mal en mi.

Pero si se algo, sé que te quise, se que intenté mostrarte mi alma sin censura, sé que te dí sonrisas en momentos de lagrimas y que te defendí a capa y espada, pero quizá no fue suficiente para ti. 

Decía Neruda que es corto el amor y largo el olvido, y ahora esa frase tiene todo el sentido del mundo. 

Sólo espero que encuentres a esa mujer ideal para ti, que recorra cada curva en moto a tu lado, que te traiga el café por las mañanas, que adore cada una de tus aficiones y que te de todo lo que yo no supe darte.

Lo siento.

15 de marzo de 2020

COVID-19

Me gustaría empezar esta entrada admitiendo que no tengo miedo, que permanezco tranquila ante esta epidemia global, pero no es el caso.

Vengo de nuevo a desahogarme en estas líneas, como he hecho otras tantas veces en mi vida, y es que este blog se ha convertido en mi terapeuta, mi mayor confidente y mi gran apoyo para desahogarme y escribir todo lo que mi boca no se atreve a decir.

Estamos pasando por algo insólito, algo que ni si quiera nuestros padres han sufrido, y parece que a todos nos invaden las dudas y el temor de no saber cuanto durará o cuando podremos volver a hacer vida normal.

Si me preguntasen que es lo más duro de una cuarentena confinado en casa, sin duda respondería que el factor psicológico, y eso que vamos por el segundo día de cuarentena, no quiero ni imaginar como terminaré en una quincena.

Los medios permanecen informando impertérritos, objetivos y calmados, pero en mi cabeza suena una alarma desde hace más de una semana, no hay manera de poder desconectar del tema, se ha convertido en el principal (y único) tema de conversación, tanto entre los amigos y conocidos (a través de medios electrónicos por eso de la cuarentena), tanto en los medios como en las redes sociales.

Y creo que dentro del factor psicológico que he mencionado anteriormente, no es posible encontrar un equilibro puesto que tenemos mucha información pero al mismo tiempo, no sabemos nada, y en estos momentos me identifico con Sócrates cuando decía que "Sólo sé que no se nada".

Tengo miedo por mi familia, puesto que mis padres son personas de riesgo, tengo miedo por mis cuñadas, ambas en cinta, tengo miedo por mi pareja, que tiene que seguir yendo a trabajar aún estando establecido el estado de alarma y yo, no puedo hacer nada, me encuentro atada de pies y manos y sin poder ayudar.

Necesito ocupar las horas del día que permanezco despierta en cualquier cosa que me mantenga alejada de los telediarios o las redes sociales (por eso del bombardeo de información). He comenzado a leer Guerra y Paz de Lev Tolstói, mantengo videollamadas con mis amigos casi todos los días, juego con mi pareja y la familia a juegos de mesa, pero aun así, en esos 10 minutos que no estoy ocupada mi mente sigue pensando en un futuro próximo.

¿Quién será el siguiente?, ¿Tendrán que elegir entre salvarles a ellos o a otra persona? ¿Y si fuera yo, cómo me afectaría? ¿Cuánto tiempo seguirá esto así? ¿Cuándo encontrarán una vacuna? ¿Qué represalias económicas traerá esta epidemia? ¿Cuándo volveré al centro de prácticas? ¿Cómo haré mi trabajo de fin de grado si no puedo aplicarlo con mi paciente?

Todas estas preguntas sin respuesta, sólo el tiempo decidirá y debo mantenerme fuerte, puesto que está más que demostrado que soy de mente débil, y tampoco quiero preocupar a nadie pero sinceramente, mi mayor miedo es cómo terminaré psicológicamente cuando todo esto acabe y sé que me repito, pero es que realmente, es mi mayor temor ahora mismo.

Tenemos que ser fuertes, solo nos queda aguantar y luchar por frenar esta epidemia.

23 de enero de 2020

Inside out

A veces, sigo luchando contra mis demonios.

Siguen atormentándome, haciéndome creer que no valgo tanto, que no merezco a alguien o que simplemente los demás tenían razón en cada humillación.
Y sé que soy la única que puede luchar contra ellos y hacerlos callar, pero en días de silencio aprovechan para gritar dentro de mí.

Podría decir que ahora mismo lo tengo todo, y aun así, me invade esa tristeza, y ni si quiera sé por qué.

Supongo que dentro de mí siempre habrán dos lobos luchando, uno bueno y uno malo, y yo soy la que decide a cual de los dos alimentar es por eso que sigo buscando un equilibro, de ahí que tenga tatuado un ying yang, siempre en una lucha constante.

En el fondo, sigo siendo aquella adolescente inocente, emocional e insegura que sólo busca tranquilidad, por muchos años que pasen, hay rasgos que nunca cambiarán.

Ya no soy una adolescente, ahora soy una mujer, con mis responsabilidades, con mis miedos y con mis barreras, barreras que intento tumbar con cada una de mis fortalezas.

Mi vida se resume en metas desde que me dijeron que no podría hacer algo, pequeñas metas que voy consiguiendo y por las que sigo luchando día tras día.

Soy feliz, no puedo quejarme, aún con mis piedras en el camino, con mis días de flaqueza y con mis días malos, pero siempre amaré los días nublados o los días de lluvia, seguiré mirando las gotas de lluvia resbalar por la ventana, los relámpagos iluminando en la oscuridad y las calles repletas de charcos.

He tardado años, pero he podido deshacerme de todos aquellos lastres que seguían atándome a una parte de mi que no quería ser.

Como dice Brock:


En cuanto a la amistad, la mitad ya la he perdido
Porque la sinceridad deja al traidor malherido.
Yo era de los que daban un brazo por un amigo
Y ahora que faltan los dos no me abrazo ni conmigo.