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27 de septiembre de 2014

Días negros.

Y de repente me dí cuenta de que era prisionera en una cárcel de amor. "Duele más el sufrimiento que cualquier moratón" dice la canción, y la verdad es que sí. A veces miro a mi alrededor y estoy rodeada de gente, pero sigo sintiéndome completamente sola. Quizás no aprecie lo que tengo delante de mis ojos. Quizás faltó un poco más de interés por mi parte, pero llegó un momento en el que me cansé de luchar.

Me miré en el espejo y vi el reflejo de una triste, lúgubre y taciturna casi adulta chica de 19 años que perdió el interés por la vida. Una chica que solía ser alegre, divertida, alocada y un poco inmadura si la ocasión lo requería. Con firmes propósitos y metas en la vida. Metas que ya no le importaban, solo quería evadirse y dormir. Desconectar del mundo con sus audífonos y quien sabe si un poco de hip hop.

Pero dormir ya no le llenaba, descansar para ella era como un lujo que ya no podía permitirse. Simplemente cerraba los ojos y se centraba en el latido de su corazón para al final conseguir entrar en trance hasta que le volviese a sonar el despertador. Ya no había sueños, no soñaba con tener alas, no soñaba que era libre, simplemente entraba en trance hasta que le despertada el sonoro despertador.

Se levantaba, miraba el móvil y su reflejo en el espejo y seguía viendo al monstruo en el que estaba convirtiéndose. Ella nunca creyó en la medicación como remedio para el insomnio o el dolor de cabeza, eso era todo mental, psicológico. Y si pudo superar tantos baches podría superar otro más.

Suena "broken hearted girl" mientras os escribo estas líneas, por primera vez sin lágrimas en los ojos después de tantos días, ahora es cuando estoy tomando las riendas de mi vida. Cuando soy yo la que decide, cuando puedo sentirme libre. Leí ayer en un tweet que ponía "Se enamoró de sus alas las cuales intentaba cortarle"


Sinceramente, creí que mi media naranja se escondía en algún lugar cercano a mi, y a ahora pensándolo bien creo que a pesar de ser Valenciana no tengo media naranja, quizás soy el medio limón de cualquier otro hombre tan borde, con cambios de humor y ansioso por encontrarme como yo.

Pero me cansé de buscar, me eché a los brazos de quien se parecía a mi en un mínimo y volví a tropezar con esa piedra la cual lanzo más adelante cuando tropiezo con ella sin darme cuenta de que volveré a caer cuando ande unos pocos pasos más.

He decidido aceptar mi futuro y mi presente como venga, dicen que hay amores que matan, y a mi me están matando poco a poco.